Había un hombre que pasaba junto a un vivero donde había una serie de plantas y flores. Ese hombre pasaba frecuentemente al lado del vivero y se fijó especialmente en una de las flores, la que más destacaba por esa época.
La flor tenía otras a su alrededor más pequeñitas y por lo tanto no llamaban la atención del hombre.
Un día entra en el vivero y le pregunta al jardinero si le vende la flor en la que se había fijado, una vez llegado a un acuerdo, el hombre se lleva la flor a la que cuida con todo su cariño. Por circunstancias que no vienen al caso, el hombre se tuvo que ir a trabajar a otra ciudad, volvía cada año con su flor a su localidad.
Año tras año, cuando pasaba por el vivero veía a las flores que quedaron allí, que iban creciendo.
Hasta que un año, al pasar por el vivero, algo de una de las flores que había ido viendo crecer, le llamó la atención. La flor en cuestión cuando creció se fue con otro jardinero, seguramente enamorada de él, sabiendo que al final ella sería la que tendría que cuidar del jardinero. Pero ahí estaba ella, no le importaba y lo hacía con cariño, con amor.
El hombre cada vez que volvía a la ciudad, intentaba ver a la flor, aún sabiendo que ya pertenecía a otra persona, aunque quizás no fuese la flor más bonita, ni la más llamativa, el hombre la veía diferente, para él destacaba entre las demás, como destaca la estrella que más brilla en una noche despejada.
Poco a poco se fue enamorando de la flor, cuando se encontraban, la miraba de una forma especial, el corazón le latía con más fuerza cuando estaba a su lado, pensando que ella lo escucharía.
Después de varios años enamorado de la flor, los sentimientos afloraban, cada vez que la veía, tenía una sensación extraña, cuando hablaba con ella se le hacía un nudo en la garganta, hasta que un día el alma, le dio el valor suficiente para contarle sus sentimientos hacia ella. Por supuesto el previamente lo había reflexionado mucho, sabía de los inconvenientes, de los pro y los contras, de que ella pertenecía a otro jardinero, de que él mismo tenía su propia flor, que la propia flor lo rechazara de lleno, que quedase como un idiota, pero el no podía guardar estos sentimientos, se los tenía que contar, le tenía que decir que el amor no tiene dueño. Además él tampoco quería ni que ella dejase de cuidar a su jardinero, ni él mismo descuidar a su propia flor. Tan solo quería compartir ese amor, decirle cuan importante era para él, expresarle todo lo que sentía por ella, que estaría dispuesto a todo por ella….
El amor le nubló la razón, no pensó que quizás ella no quisiera saber nada de esos sentimientos, que se conformaba con su vida actual, que no necesitaba ser amada, ser querida ser extrañada, que su corazón no tenía espacio para recoger ese amor.
El por el contrario sin escucharla, proseguía con su intención de mostrarle su sentimientos, de darle todo su amor, intentando convencer a la flor que tenía amor suficiente, que quería compartirlo con ella, que esperaba muy poco a cambio, comprensión, charla, quien sabe, un poco de amor correspondido, una caricia, un beso escondido….
La flor, que pensaba con la razón y no con el corazón, no accedía, quizás por miedo, por no hacer daño?.
Pero que clase de miedo podía tener?
Que daño podrían hacer?
Que daño pueden hacer un jardinero por cuidar de su flor preferida, y ella por deshacerse de los pétalos marchitos y volver a renacer?
Qué miedo puede tener esa flor?, que el hombre no lo llega a imaginar.
Él está ahí para protegerla de la fuerte lluvia, de la tormenta si la hubiese, el implacable sol, además sus espaldas son fuertes para proteger a la insuperable flor de cualquier otra situación.
Pero pudiera ser otro tipo de miedo.
No obstante por más que el hombre la requería, ella con el corazón frío, no le respondía.
Qué puede significar ese silencio frío, que entumece el corazón del hombre enamorado?.
Ella le decía que responder no, no quería, porque con el no, daño le haría.
Por el contrario si afirmativamente respondía qué ilusiones el hombre se haría?.
Mientras tanto el hombre afligido se encontraba pues posiblemente con sus poemas sin querer a la bella flor presionaba.
Qué dilema más grande, porque si la flor no siente amor y lo dice, el hombre sufre con dolor, y si el amor del hombre es correspondido y la flor lo niega por temor, No será esto mucho peor?.
El hombre sabe que en su alma, hay un suspiro sabe que hay un mar en su cabeza.
Y ese mar está turbulento porque las olas agitadas no te dejan ver el horizonte de peligro exento.
Que quiere la bella flor?, morir lentamente Sin ser feliz como en el poema de Neruda:
Muere lentamente quien evita una pasión
y su remolino de emociones,
emociones que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones.
Muere lentamente quien no es feliz y no
arriesga lo cierto y lo incierto para
ir detrás de un sueño
quien no se permite, ni si quiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos..
¡Vive hoy!
¡Arriesga hoy!
¡Hazlo hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡NO TE IMPIDAS SER FELIZ!
Este cuento que al final se ha vuelto poema, podría tener un final feliz, al menos no será porque el hombre no lo intenta, esperando que la flor le corresponda…
Si tuviese que elegir un lugar y un momento, estos serían: la orilla del mar y la puesta de sol.
lunes, 31 de octubre de 2011
miércoles, 17 de agosto de 2011
La Luna llena
La luna llena.
Era una noche de verano hacía un calor insoportable y en el cielo se divisaba una enorme luna llena. El había tenido que salir de viaje y ella estaba acomodada en el sofá intentando refrescarse con el aire acondicionado.
Mientras él iba en el coche conduciendo, mantenían una conversación telefónica:
- Estas segura de tomar esa decisión?, ¿crees que con él serás feliz?, ¿y me lo tienes que decir por teléfono?, No te atreves a hablarme mirándome a los ojos? –preguntaba él con voz triste y dolorido, aunque no quisiera aparentarlo.
- Totalmente, es algo que tengo que hacer y no puedo seguir así, -respondió ella intentando ser decisiva.
El no sabía que decir ni que pensar, la cabeza le daba mil vueltas y optó por terminar la conversación colgando sin decir ni una palabra más.
Ella se quedó triste, esperando que él la comprendiese, tenía los sentimientos encontrados, por una parte quería y deseaba hacer lo que estaba haciendo pero en el fondo tenía una gran sentimiento hacia él.
Unos instantes después, ya en la cama, ella recordaba los momentos y vivencias que habían pasado juntos, sabía que había muchos más momentos buenos que malos, momentos maravillosos; mientras derramaba lagrimas que caían a la almohada.
Pero ya era hora de olvidarlo, quería borrarlo de su mente y de su corazón, no valía la pena seguir con una relación que podría no tener futuro.
Algunos meses después ella se enteró de que él salía con otra mujer. En un primer momento sintió alegría, merecía ser feliz, después de todo lo que le había hecho.
Pero esa alegría le duró muy poco, los celos no dejaban que ella pudiera estar contenta con ese hecho. No había dejado de pensar en él en todo este tiempo.
Estaba sentada en su terraza miraba la luna, la luna llena que tanto le gustaba a él. De repente sintió algo en su interior, una tristeza inusual, como si el corazón le hubiese dado un vuelco. Salió de casa corriendo, no sabía por qué, pero subiéndose al coche, como si alguien la dirigiese, llegó hasta la puerta del hospital, en ese instante llegaba una ambulancia.
Bajándose del coche los pasos la llevaron hasta esa ambulancia de la que estaban bajando una camilla con una persona a la que de momento no llegó a reconocer. Cuando se acercó miró entre dos sanitarios y pudo comprobar que se trataba de él. Se quedó paralizada, no entendía nada, era como si todo se hubiese quedado en silencio y que el tiempo se ralentizaba. Ella quería acercarse, pero los sanitarios Intentaban alejarla, en un momento ella se escabulló y se acercó todo lo que pudo y entonces pudo verlo bien, él la miraba y le tendía la mano para que ella pudiera cogerla. Los sanitarios pararon un momento y dejaron de forcejear intentando separarla. Ese contacto con su mano le hizo recordar que ese era el hombre que había amado y que seguía amando. ¿Porqué se daba cuenta ahora?.
Los sanitarios siguieron su camino hacia la entrada de urgencias permitiendo que ella siguiera agarrada a su mano. Él haciendo un esfuerzo esbozó una sonrisa y susurró su nombre. A ella se le saltaron las lagrimas – No te esfuerces, te pondrás bien, verdad como sales de esta….
- Me quedé mirando a la luna y pedí un deseo “verte de nuevo”, apenas se le entendía.
- Si yo también estaba mirando la luna y me estaba acordando de ti.
- Te quiero…susurró sin apenas fuerzas..
Lo sanitarios lo entraron en la sala de urgencias y ella se tuvo que quedar fuera.
No le dio tiempo a decirle que ella también lo amaba, que no había dejado de pensar en él, se sentía una idiota por haberlo alejado de su vida, y ahora él estaba entre la vida y la muerte.
Se enteró por los sanitarios que había tenido un accidente de tráfico y que estaba muy grave.
En la sala de espera no podía estar quieta, deambulaba de un lado a otro y las lágrimas se resbalaban por su rostro, no se podía creer lo que estaba pasando.
Pasada media hora, entró una enfermera en la sala de espera llamando a los familiares (de momento tan solo estaba ella), ella respondió y la enfermera le comunicó la noticia. -No habían podido hacer nada por él, había fallecido-. Ella apenas si se podía mantener en pie. Dejaron que lo viese por última vez, y se abrazó a él con fuerza como queriendo traerlo de nuevo a la vida. –Nos volveremos a encontrar le susurró al oído, sabiendo que ya no podía escucharla, que ya no volvería a mirarla a los ojos, con esos ojos que la hipnotizaban, que cambiaban de color con el estado de ánimo.
Ella sintió como un soplo en su nuca, pero al darse la vuelta nadie estaba detrás y en cambio ella lo sentía. Sentía ese aliento en la nuca, lo sentía a él, al amor de su vida a ese amor del que se alejó y que ahora se daba cuenta de cuánto lo quería, precisamente en una noche de luna llena.
Era una noche de verano hacía un calor insoportable y en el cielo se divisaba una enorme luna llena. El había tenido que salir de viaje y ella estaba acomodada en el sofá intentando refrescarse con el aire acondicionado.
Mientras él iba en el coche conduciendo, mantenían una conversación telefónica:
- Estas segura de tomar esa decisión?, ¿crees que con él serás feliz?, ¿y me lo tienes que decir por teléfono?, No te atreves a hablarme mirándome a los ojos? –preguntaba él con voz triste y dolorido, aunque no quisiera aparentarlo.
- Totalmente, es algo que tengo que hacer y no puedo seguir así, -respondió ella intentando ser decisiva.
El no sabía que decir ni que pensar, la cabeza le daba mil vueltas y optó por terminar la conversación colgando sin decir ni una palabra más.
Ella se quedó triste, esperando que él la comprendiese, tenía los sentimientos encontrados, por una parte quería y deseaba hacer lo que estaba haciendo pero en el fondo tenía una gran sentimiento hacia él.
Unos instantes después, ya en la cama, ella recordaba los momentos y vivencias que habían pasado juntos, sabía que había muchos más momentos buenos que malos, momentos maravillosos; mientras derramaba lagrimas que caían a la almohada.
Pero ya era hora de olvidarlo, quería borrarlo de su mente y de su corazón, no valía la pena seguir con una relación que podría no tener futuro.
Algunos meses después ella se enteró de que él salía con otra mujer. En un primer momento sintió alegría, merecía ser feliz, después de todo lo que le había hecho.
Pero esa alegría le duró muy poco, los celos no dejaban que ella pudiera estar contenta con ese hecho. No había dejado de pensar en él en todo este tiempo.
Estaba sentada en su terraza miraba la luna, la luna llena que tanto le gustaba a él. De repente sintió algo en su interior, una tristeza inusual, como si el corazón le hubiese dado un vuelco. Salió de casa corriendo, no sabía por qué, pero subiéndose al coche, como si alguien la dirigiese, llegó hasta la puerta del hospital, en ese instante llegaba una ambulancia.
Bajándose del coche los pasos la llevaron hasta esa ambulancia de la que estaban bajando una camilla con una persona a la que de momento no llegó a reconocer. Cuando se acercó miró entre dos sanitarios y pudo comprobar que se trataba de él. Se quedó paralizada, no entendía nada, era como si todo se hubiese quedado en silencio y que el tiempo se ralentizaba. Ella quería acercarse, pero los sanitarios Intentaban alejarla, en un momento ella se escabulló y se acercó todo lo que pudo y entonces pudo verlo bien, él la miraba y le tendía la mano para que ella pudiera cogerla. Los sanitarios pararon un momento y dejaron de forcejear intentando separarla. Ese contacto con su mano le hizo recordar que ese era el hombre que había amado y que seguía amando. ¿Porqué se daba cuenta ahora?.
Los sanitarios siguieron su camino hacia la entrada de urgencias permitiendo que ella siguiera agarrada a su mano. Él haciendo un esfuerzo esbozó una sonrisa y susurró su nombre. A ella se le saltaron las lagrimas – No te esfuerces, te pondrás bien, verdad como sales de esta….
- Me quedé mirando a la luna y pedí un deseo “verte de nuevo”, apenas se le entendía.
- Si yo también estaba mirando la luna y me estaba acordando de ti.
- Te quiero…susurró sin apenas fuerzas..
Lo sanitarios lo entraron en la sala de urgencias y ella se tuvo que quedar fuera.
No le dio tiempo a decirle que ella también lo amaba, que no había dejado de pensar en él, se sentía una idiota por haberlo alejado de su vida, y ahora él estaba entre la vida y la muerte.
Se enteró por los sanitarios que había tenido un accidente de tráfico y que estaba muy grave.
En la sala de espera no podía estar quieta, deambulaba de un lado a otro y las lágrimas se resbalaban por su rostro, no se podía creer lo que estaba pasando.
Pasada media hora, entró una enfermera en la sala de espera llamando a los familiares (de momento tan solo estaba ella), ella respondió y la enfermera le comunicó la noticia. -No habían podido hacer nada por él, había fallecido-. Ella apenas si se podía mantener en pie. Dejaron que lo viese por última vez, y se abrazó a él con fuerza como queriendo traerlo de nuevo a la vida. –Nos volveremos a encontrar le susurró al oído, sabiendo que ya no podía escucharla, que ya no volvería a mirarla a los ojos, con esos ojos que la hipnotizaban, que cambiaban de color con el estado de ánimo.
Ella sintió como un soplo en su nuca, pero al darse la vuelta nadie estaba detrás y en cambio ella lo sentía. Sentía ese aliento en la nuca, lo sentía a él, al amor de su vida a ese amor del que se alejó y que ahora se daba cuenta de cuánto lo quería, precisamente en una noche de luna llena.
domingo, 13 de marzo de 2011
La visita de tu vida
Había una vez un señor que estaba haciendo una gira turística por Europa. Al llegar al Reino Unido compro en el aeropuerto una especia de Guía de los castillos de la isla. Algunos tenían días de visita y otros horarios muy estrictos. Pero el más llamativo era el que se presentaba como “La visita de tu vida”.
En las fotos, por lo menos, parecía un castillo ni más ni menos espectacular que otros, pero se lo recomendaba muy especialmente… Se explicaba allí que, por razones que después se comprenderían, las visitas no se pagaban por anticipado, pero era imprescindible pactar anticipadamente una cita, es decir, día y hora. Intrigado por lo diferente de la propuesta, el hombre llamo desde su hotel esa misma tarde y acordó un horario.
Las cosas han sido siempre iguales en el mundo, basta que uno tenga una cita importante, con hora precisa y necesidad de ser puntual para que todo se complique. Esta no fue una excepción y diez minutos mas tarde de la hora pactada el turista llego al palacio. Se presento ante un hombre con falda a cuadros que lo esperaba y que le dio la bienvenida.
-¿Los demás ya pasaron con el guía? - Pregunto, no viendo a ningún otro visitante.
-¿Los demás? – Repregunto el hombre- No. Las visitas son individuales y no tenemos guías que ofrecer.
Sin Hacer mención al horario, le explico un poco de la historia del castillo y le menciono algunas cosas sobre las que debía prestar atención. Las Pinturas en los muros. Las armaduras del altillo. Las maquinas de guerra del salón norte, debajo de la escalera, las catacumbas y la sala de torturas en la mazmorra. Dicho esto, Le dio una cuchara y le pidió que la sostuviera horizontalmente con la parte cóncava hacia el techo.
-¿Y esto? – Pregunto el visitante.
-Nosotros no cobramos un derecho de visita. Para evaluar el costo de su paseo recurrimos a este mecanismo. Cada visitante lleva una cuchara como esta llena hasta el borde de arena fina. Aquí cabe exactamente 100 gramos. Después de recorrer el castillo pesamos la arena que ha quedado en la cuchara y le cobramos una libra por cada gramo que haya perdido… Una manera de evaluar el coste de la limpieza –explico.
-¿Y si no pierdo ni un gramo?.
-Ah, mi querido señor, entonces su visita al castillo será gratuita.
Entre divertido y sorprendido por la propuesta, el hombre vio como el anfitrión colmaba de arena la cuchara y luego comenzó su viaje. Confiando en su pulso, subió las escaleras muy despacio y con la vista fija en la cuchara. Al llegar arriba, a la sala de armaduras, prefirió no entrar porque le pareció que el viento haría volar la arena y decidió bajar cuidadosamente. Al pasar junto al salón que exhibía las maquinas de guerra, debajo de la escalera, se dio cuenta que para verlas con detenimiento era necesario inclinarse forzadamente sosteniéndose de la barandilla. No era peligroso para su integridad, pero hacerlo implicaba la certeza de derramar algo del contenido de su cuchara, así que conformo con mirarlas desde lejos. Otro tanto le pasó con las mas que empinada escalera que conducía a las mazmorras. Por el pasillo de regreso al punto de partida, camino contento hacia el hombre de la falda escocesa que la aguardaba con una balanza. Allí vació el contenido de su cuchara y espero el dictamen del hombre.
-Asombrado, ha perdido menos de medio gramo –anuncio- , lo felicito, tal como usted predijo, esta visita le ha salido gratis.
-Gracias…
-¿Ha disfrutado la visita?-pregunto finalmente el de la recepción.
El turista dudo y por ultimo decidió ser sincero.
-La verdad es que no mucho. Estaba tan ocupado tratando de cuidar de la arena, que no tuve oportunidad de mirar lo que usted me señalo.
-Pero… Que barbaridad!... Mire, voy a hacer una excepción. Le voy a llenar otra vez la cuchara, porque es la norma, pero ahora olvídese de cuanto derrama, faltan 12 minutos para que llegue el próximo visitante. Vaya y regrese antes de que el llegue.
Sin perder tiempo, el hombre tomo la cuchara y corrió hacia el altillo, al llegar allí dio una mirada rápida a lo que había y bajo más que corriendo a las mazmorras llenando las escaleras de arena. No se quedo casi ni un momento porque los minutos pasaban y prácticamente voló hacia el pasaje debajo de la escalera, donde al inclinarse tratando de entrar se le cayo la cuchara y derramo todo el contenido. Miro su reloj, habían pasado 11 minutos. Dejo otra vez sin ver las maquinas y corrió hasta el hombre de la entrada a quien le entrego la cuchara vacía.
-Bueno, esta vez sin arena, pero no se preocupe, tenemos un rato. ¿Qué tal?¿Disfruto la visita?
Otra vez el visitante dudo unos momentos.
-La verdad es que no-contesto por fin-. Estuve tan ocupado en llegar antes que el otro, que perdí toda la arena pero igual no disfrute nada.
El hombre de la falda encendió la pipa y le dijo:
-Hay quienes recorren el castillo de su vida tratando de que no les cueste nada, y no lo pueden disfrutar. Hay otros tan apresurados en llegar pronto, que lo pierden todo sin disfrutarlo. Unos pocos aprenden esta lección y se toman su tiempo para cada recorrido. Descubren y disfrutan cada rincón, cada paso. Saben que no será gratuito, pero entienden que los costes de vivir valen la pena.
A veces es mejor dejar que las cosas ocurran, sucedan, cada una a su tiempo y nunca forcemos las circunstancias.
En las fotos, por lo menos, parecía un castillo ni más ni menos espectacular que otros, pero se lo recomendaba muy especialmente… Se explicaba allí que, por razones que después se comprenderían, las visitas no se pagaban por anticipado, pero era imprescindible pactar anticipadamente una cita, es decir, día y hora. Intrigado por lo diferente de la propuesta, el hombre llamo desde su hotel esa misma tarde y acordó un horario.
Las cosas han sido siempre iguales en el mundo, basta que uno tenga una cita importante, con hora precisa y necesidad de ser puntual para que todo se complique. Esta no fue una excepción y diez minutos mas tarde de la hora pactada el turista llego al palacio. Se presento ante un hombre con falda a cuadros que lo esperaba y que le dio la bienvenida.
-¿Los demás ya pasaron con el guía? - Pregunto, no viendo a ningún otro visitante.
-¿Los demás? – Repregunto el hombre- No. Las visitas son individuales y no tenemos guías que ofrecer.
Sin Hacer mención al horario, le explico un poco de la historia del castillo y le menciono algunas cosas sobre las que debía prestar atención. Las Pinturas en los muros. Las armaduras del altillo. Las maquinas de guerra del salón norte, debajo de la escalera, las catacumbas y la sala de torturas en la mazmorra. Dicho esto, Le dio una cuchara y le pidió que la sostuviera horizontalmente con la parte cóncava hacia el techo.
-¿Y esto? – Pregunto el visitante.
-Nosotros no cobramos un derecho de visita. Para evaluar el costo de su paseo recurrimos a este mecanismo. Cada visitante lleva una cuchara como esta llena hasta el borde de arena fina. Aquí cabe exactamente 100 gramos. Después de recorrer el castillo pesamos la arena que ha quedado en la cuchara y le cobramos una libra por cada gramo que haya perdido… Una manera de evaluar el coste de la limpieza –explico.
-¿Y si no pierdo ni un gramo?.
-Ah, mi querido señor, entonces su visita al castillo será gratuita.
Entre divertido y sorprendido por la propuesta, el hombre vio como el anfitrión colmaba de arena la cuchara y luego comenzó su viaje. Confiando en su pulso, subió las escaleras muy despacio y con la vista fija en la cuchara. Al llegar arriba, a la sala de armaduras, prefirió no entrar porque le pareció que el viento haría volar la arena y decidió bajar cuidadosamente. Al pasar junto al salón que exhibía las maquinas de guerra, debajo de la escalera, se dio cuenta que para verlas con detenimiento era necesario inclinarse forzadamente sosteniéndose de la barandilla. No era peligroso para su integridad, pero hacerlo implicaba la certeza de derramar algo del contenido de su cuchara, así que conformo con mirarlas desde lejos. Otro tanto le pasó con las mas que empinada escalera que conducía a las mazmorras. Por el pasillo de regreso al punto de partida, camino contento hacia el hombre de la falda escocesa que la aguardaba con una balanza. Allí vació el contenido de su cuchara y espero el dictamen del hombre.
-Asombrado, ha perdido menos de medio gramo –anuncio- , lo felicito, tal como usted predijo, esta visita le ha salido gratis.
-Gracias…
-¿Ha disfrutado la visita?-pregunto finalmente el de la recepción.
El turista dudo y por ultimo decidió ser sincero.
-La verdad es que no mucho. Estaba tan ocupado tratando de cuidar de la arena, que no tuve oportunidad de mirar lo que usted me señalo.
-Pero… Que barbaridad!... Mire, voy a hacer una excepción. Le voy a llenar otra vez la cuchara, porque es la norma, pero ahora olvídese de cuanto derrama, faltan 12 minutos para que llegue el próximo visitante. Vaya y regrese antes de que el llegue.
Sin perder tiempo, el hombre tomo la cuchara y corrió hacia el altillo, al llegar allí dio una mirada rápida a lo que había y bajo más que corriendo a las mazmorras llenando las escaleras de arena. No se quedo casi ni un momento porque los minutos pasaban y prácticamente voló hacia el pasaje debajo de la escalera, donde al inclinarse tratando de entrar se le cayo la cuchara y derramo todo el contenido. Miro su reloj, habían pasado 11 minutos. Dejo otra vez sin ver las maquinas y corrió hasta el hombre de la entrada a quien le entrego la cuchara vacía.
-Bueno, esta vez sin arena, pero no se preocupe, tenemos un rato. ¿Qué tal?¿Disfruto la visita?
Otra vez el visitante dudo unos momentos.
-La verdad es que no-contesto por fin-. Estuve tan ocupado en llegar antes que el otro, que perdí toda la arena pero igual no disfrute nada.
El hombre de la falda encendió la pipa y le dijo:
-Hay quienes recorren el castillo de su vida tratando de que no les cueste nada, y no lo pueden disfrutar. Hay otros tan apresurados en llegar pronto, que lo pierden todo sin disfrutarlo. Unos pocos aprenden esta lección y se toman su tiempo para cada recorrido. Descubren y disfrutan cada rincón, cada paso. Saben que no será gratuito, pero entienden que los costes de vivir valen la pena.
A veces es mejor dejar que las cosas ocurran, sucedan, cada una a su tiempo y nunca forcemos las circunstancias.
lunes, 14 de febrero de 2011
Porqué amar es la mayor aventura que puede vivir el ser humano..
Porque amar es lo más hermoso, porque amar es lo más grande y lo que aporta una mayor felicidad.
Porque en el amor esta en la esencia del ser humano…
Porque igual que necesitamos respirar, muchas personas necesitan el amor para poder vivir, para sentirse completos…
Necesitan del amor, de otra persona con la que se complementan…
Una persona que los entienda, que los apoye, que los consuele…
Una persona que los ame, que le de su afecto, que los haga vibrar…
Una persona para quien tu lo seas todo, y una prioridad en su vida...
Una persona que te ame mas que a nada en este mundo...
Una persona que con solo una mirada, pueda saber lo que necesita el otro, sin que sea necesario un "bésame" o un "necesito un abrazo"…
Porque a veces las palabras sobran y pueden expresarme muchísimas mas cosas
con solo una mirada, una caricia, un gesto, un beso…
Porque pienso que el amor no es solo un sentimiento…
Es lo que le da sentido a la vida, lo que hace sentir útil, lo que hace sentir desead@ y complet@…
.....
Porque en el amor esta en la esencia del ser humano…
Porque igual que necesitamos respirar, muchas personas necesitan el amor para poder vivir, para sentirse completos…
Necesitan del amor, de otra persona con la que se complementan…
Una persona que los entienda, que los apoye, que los consuele…
Una persona que los ame, que le de su afecto, que los haga vibrar…
Una persona para quien tu lo seas todo, y una prioridad en su vida...
Una persona que te ame mas que a nada en este mundo...
Una persona que con solo una mirada, pueda saber lo que necesita el otro, sin que sea necesario un "bésame" o un "necesito un abrazo"…
Porque a veces las palabras sobran y pueden expresarme muchísimas mas cosas
con solo una mirada, una caricia, un gesto, un beso…
Porque pienso que el amor no es solo un sentimiento…
Es lo que le da sentido a la vida, lo que hace sentir útil, lo que hace sentir desead@ y complet@…
.....
miércoles, 2 de febrero de 2011
Con el tiempo....
Con el tiempo...
...aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado...
Con el tiempo...
...te das cuenta que casarse sólo porque “te estás quedando” es una clara advertencia de que tu matrimonio será en fracaso...
Con el tiempo...
...comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero...
Con el tiempo...
...entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas...
Con el tiempo...
...aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida...
Con el tiempo...
...comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados...
Con el tiempo...
...aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes...
Con el tiempo...
...comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante...
Con el tiempo...
...aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo,ante una tumba...
...ya no tiene ningún sentido...
Pero desafortunadamente...
...sólo con el tiempo...
Y recuerda estas palabras:
“El hombre se hace viejo muy pronto y sabio demasiado tarde”.
...Justamente cuando:
“YA NO HAY TIEMPO”
...aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado...
Con el tiempo...
...te das cuenta que casarse sólo porque “te estás quedando” es una clara advertencia de que tu matrimonio será en fracaso...
Con el tiempo...
...comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que si estas al lado de esa persona solo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que los amigos verdaderos valen mucho más que cualquier cantidad de dinero...
Con el tiempo...
...entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas...
Con el tiempo...
...aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida...
Con el tiempo...
...comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona, es irrepetible...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados...
Con el tiempo...
...aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana, es demasiado incierto para hacer planes...
Con el tiempo...
...comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas...
Con el tiempo...
...te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante...
Con el tiempo...
...aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo,ante una tumba...
...ya no tiene ningún sentido...
Pero desafortunadamente...
...sólo con el tiempo...
Y recuerda estas palabras:
“El hombre se hace viejo muy pronto y sabio demasiado tarde”.
...Justamente cuando:
“YA NO HAY TIEMPO”
martes, 1 de febrero de 2011
La Filosofía del Placer y la Felicidad.
El Epicureísmo, propone la realización de la vida buena y feliz mediante la administración inteligente de placeres y dolores.
En el año 306 a. C. Epicuro adquirió la finca llamada “El Jardín” en las afueras de Atenas y fundó su escuela de filosofía. Formada tanto por varones como por mujeres (gran novedad en las escuelas griegas), en ella vivió aislado de la vida política y de la sociedad, practicando la amistad y la vida estética y de conocimiento.
El objetivo de esta filosofía es (como el del resto de escuelas morales helenísticas) el arte de la vida, la realización de una vida buena y feliz. Para el cumplimiento de este objetivo Epicuro consideró que la filosofía tiene una doble tarea: por una parte combatir las ideas falsas que fomentan el miedo y el sufrimiento y por otra crear un estado de ánimo o talante favorable en toda circunstancia y lugar. La filosofía es para Epicuro el arte de la vida feliz. Criticaron la religión popular por su claro antropomorfismo y las creencias en las predicciones. Los dioses, felices, inmortales, ajenos a las pasiones, incluso al amor y al odio, viven en paz completa e indiferente al curso del mundo y de la vida humana, y nada hay que temer de ellos.
No hay que temer a la muerte pues, en primer lugar, nada se sigue tras la desaparición del cuerpo, y, en segundo lugar, la propia experiencia de la muerte no es tal: “el más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros, pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros no existimos” (Epicuro, “Carta a Meneceo”).
La Naturaleza ha puesto como objetivo de todas las acciones de los seres vivos (incluidos los hombres) la búsqueda del placer, como lo muestra el hecho de quede forma instintiva los niños y los animales tienden al placer y rehuyen el dolor. El placer y el dolor son pues los motivos fundamentales de todas las acciones de los seres vivos. El placer puro es el bien supremo, el dolor el mal supremo.
Los placeres y sufrimientos son consecuencia de la realización o impedimento de los apetitos.
Epicuro distinge tipos de placeres: dado que el hombre está formado por cuerpo y alma habrá dos tipos generales de placeres: (Los placeres del cuerpo y los placeres del alma). El placer del alma es superior al placer del cuerpo: el corporal tiene vigencia en el momento presente mientras que los del alma son más duraderos; además, los placeres del alma pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo.
Aunque el placer es un bien y el dolor un mal, no es inteligente elegir siempre el placer y rechazar siempre el dolor: debemos rechazar los placeres a los que les siguen sufrimientos mayores y aceptar dolores cuando se siguen de ello placeres mayores. Antes de obrar hay que pesar cuidadosamente el placer o el dolor que se seguirá de ello y establecer un balance placer-dolor. No hay que renunciar a los placeres corporales sino ordenarlos y administrarlos de cara al bienestar físico y espiritual. La virtud es necesaria para la felicidad, pero, según su filosofía, no hay que buscarla por ella misma sino porque en su realización se halla presente el placer.
En el año 306 a. C. Epicuro adquirió la finca llamada “El Jardín” en las afueras de Atenas y fundó su escuela de filosofía. Formada tanto por varones como por mujeres (gran novedad en las escuelas griegas), en ella vivió aislado de la vida política y de la sociedad, practicando la amistad y la vida estética y de conocimiento.
El objetivo de esta filosofía es (como el del resto de escuelas morales helenísticas) el arte de la vida, la realización de una vida buena y feliz. Para el cumplimiento de este objetivo Epicuro consideró que la filosofía tiene una doble tarea: por una parte combatir las ideas falsas que fomentan el miedo y el sufrimiento y por otra crear un estado de ánimo o talante favorable en toda circunstancia y lugar. La filosofía es para Epicuro el arte de la vida feliz. Criticaron la religión popular por su claro antropomorfismo y las creencias en las predicciones. Los dioses, felices, inmortales, ajenos a las pasiones, incluso al amor y al odio, viven en paz completa e indiferente al curso del mundo y de la vida humana, y nada hay que temer de ellos.
No hay que temer a la muerte pues, en primer lugar, nada se sigue tras la desaparición del cuerpo, y, en segundo lugar, la propia experiencia de la muerte no es tal: “el más terrible de los males, la muerte, no es nada para nosotros, pues cuando nosotros existimos, la muerte no existe, y cuando la muerte existe, nosotros no existimos” (Epicuro, “Carta a Meneceo”).
La Naturaleza ha puesto como objetivo de todas las acciones de los seres vivos (incluidos los hombres) la búsqueda del placer, como lo muestra el hecho de quede forma instintiva los niños y los animales tienden al placer y rehuyen el dolor. El placer y el dolor son pues los motivos fundamentales de todas las acciones de los seres vivos. El placer puro es el bien supremo, el dolor el mal supremo.
Los placeres y sufrimientos son consecuencia de la realización o impedimento de los apetitos.
Epicuro distinge tipos de placeres: dado que el hombre está formado por cuerpo y alma habrá dos tipos generales de placeres: (Los placeres del cuerpo y los placeres del alma). El placer del alma es superior al placer del cuerpo: el corporal tiene vigencia en el momento presente mientras que los del alma son más duraderos; además, los placeres del alma pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo.
Aunque el placer es un bien y el dolor un mal, no es inteligente elegir siempre el placer y rechazar siempre el dolor: debemos rechazar los placeres a los que les siguen sufrimientos mayores y aceptar dolores cuando se siguen de ello placeres mayores. Antes de obrar hay que pesar cuidadosamente el placer o el dolor que se seguirá de ello y establecer un balance placer-dolor. No hay que renunciar a los placeres corporales sino ordenarlos y administrarlos de cara al bienestar físico y espiritual. La virtud es necesaria para la felicidad, pero, según su filosofía, no hay que buscarla por ella misma sino porque en su realización se halla presente el placer.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)